"Sin libertad de pensamiento, la libertad de expresión no sirve de nada" (José Luís San Pedro)

viernes, 17 de abril de 2015

Patrimonio Cultural y Educación

En la última clase antes de Semana Santa hicimos una aproximación al concepto de Patrimonio Cultural y a la idea de cómo este puede servir como ámbito de intervención para los y las educadoras sociales.

Entendemos el patrimonio cultural como todo aquello que heredamos de nuestros antecedentes; es decir, como el conjunto de bienes que se han conservado y heredado socialmente de generación en generación. Es en los años 80 cuando surge el concepto de Patrimonio Histórico-Artístico en relación a los objetos y monumentos. Sin embargo, la UNESCO consideraba que había que darle un sentido más amplio a este concepto, planteándolo entonces como Patrimonio Cultural y haciendo referencia a todo tipo de costumbres, tradiciones, monumentos, idiomas, rituales, entre otras. 


Actualmente, podemos afirmar que Patrimonio Cultural es todo aquello que se considera socialmente digno de conservación, independientemente de su valor utilitario. Pero, ¿qué o quiénes deciden qué es y qué no es patrimonio cultural? Es cierto que en última instancia son instituciones como la UNESCO, el Ministerio de Cultura o la Generalitat, las que deciden y aprueban que un determinado bien histórico sea considerado patrimonio cultural; sin embargo, cabe decir que, aunque sean estos organismos los que lo aprueben, todo aquello que para la sociedad sea importante y necesario conservar, es lo que se planteará como tal desde las instituciones competentes.

Con esto, afirmamos que el patrimonio es una construcción social y además un espacio de conflicto entre aquello que para unos es importante y para los que no. Por ello, es preciso activar el patrimonio, es decir, ponerlo en valor; lograr que la sociedad lo viva como algo colectivo y común, evitando así el mayor conflicto posible. Desde este punto de vista, partiendo de la idea de que el patrimonio es una construcción social, no podemos afirmar que sea algo objetivo, pues continuamente está cambiando, siendo dependiente del momento social y de la época en que se viva; así como del sector turístico, puesto que puede suponer un ingreso para el mismo y un desarrollo social.

En relación al patrimonio cultural es preciso tener en cuenta las distintas líneas de actuación, que son:

  • De recuperación, conservación o restauración.
  • De activación (ponerlo en valor para lograr que no se pierda).
  • De difusión (dar a conocer).
  • De reelaboración (cambiar, darle otro sentido).
  • De creación.

Dicho esto, cabe acercar el papel del educador y la educadora social a este ámbito, siendo la difusión la línea de trabajo de los y las educadoras con actividades propias como las de realizar visitas guiadas, talleres o itinerarios culturales. En relación a las visitas guiadas, el educador deberá tener en cuenta tanto la finalidad como las características de los visitantes, utilizando diversas actividades metodológicas que lo hagan al espectador mucho más atractivo e interesante. Es decir, el educador social no debe limitarse a guiar la visita a través de explicaciones teóricas que hacen que los espectadores desconecten y pierdan completamente el interés, sino que debe adaptarse a estos y realizar dinámicas creativas e interesantes, aunque se deje de lado esa explicación completa de la cuestión a tratar.

Por su parte, en los talleres se pueden realizar todo tipo de actividades creativas para acercar a los visitantes a la actividad, ya sea a través de talleres de expresión, actividades de investigación, talleres vivenciales, entre muchas otras. Y por último, en relación a los itinerarios culturales, en los que se combina tanto las visitas guiadas como los talleres, es preciso que los educadores y las educadoras sociales sepan darle una estructura narrativa, es decir, que el itinerario tenga un principio y un final, en el que las actividades estén bien conectadas, con un sentido adecuado y de forma coherente.

Consideramos importante destacar que aunque no sean muy conocidas, se han llevado a cabo numerosas experiencias en esta línea de trabajo, siendo en la mayoría de los casos, propuestas de dinamización sociocultural que han colaborado tanto para la promoción cultural y difusión del patrimonio como en la reinserción de determinados colectivos sociales en riesgo de exclusión. Es aquí donde el educador y la educadora social debe abrirse hueco y utilizar las diferentes herramientas que tiene a su alcance para ampliar su repertorio e introducir nuevas estrategias de intervención que sirvan a la comunidad.

Desde esta idea es preciso que entendamos el patrimonio no como un fin en sí mismo, sino como un medio que debe integrarse en el proceso educativo en general y en la formación de la ciudadanía en particular. A través de los referentes patrimoniales, se puede trabajar en el fomento del pensamiento crítico y la reflexión de la realidad, la comprensión de las sociedades pasadas y presentes, la vinculación de nuestras raíces culturales y nuestras tradiciones. De este modo, se configura el patrimonio como un conjunto de elementos socialmente simbólicos e identitarios sobre los que reflexionar y fomentar actitudes que potencien el respeto a la diversidad y la pluralidad. Todo ello se puede trabajar desde una metodología participativa, creativa y de investigación, que despierte el interés por la cultura y sirva como medio para ampliar conocimientos.

Es decir, con la incorporación de este nuevo ámbito en la educación, ya sea formal o no, no solo se pretende la mera adquisición de conocimientos, sino que lo que se espera y se trabaja es que los alumnos desarrollen otro tipo de capacidades como son las de observación, análisis, reflexión, entre otras, de manera que la enseñanza a través del patrimonio se convierta en un proceso más comprometido con el entorno social que les rodea. Desde nuestro punto de vista, los y las educadoras sociales, importantes por su perfil profesional, deben abrirse camino en este ámbito de trabajo, pues tienen la capacidad para reinterpretarlo como escenario abierto, integrador y multidisciplinar.


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