"Sin libertad de pensamiento, la libertad de expresión no sirve de nada" (José Luís San Pedro)

domingo, 10 de mayo de 2015

El Teatro Social, más que nunca.

Como ya hemos visto en prácticas anteriores, el teatro social es una forma nueva, divertida y muy liberadora de conectar con las personas sin apenas hablar, que podemos utilizar como herramienta para nuestra profesión como educadores y educadoras sociales. 

En la primera clase, en la que se nos presentó la temática, realizamos una pequeña introducción al teatro social y a las diferentes partes del mismo. Realizamos una puesta en marcha, para captar la
atención de todos y todas y centrarnos en la actividad; así como una fase de sensibilización para conectar con el espacio en el que estábamos trabajando. Llevamos a cabo actividades diversas para introducirnos en materia y finalmente, realizamos una fase de retroacción donde pusimos en común opiniones y reflexiones acerca de lo trabajado. 

Durante las prácticas siguientes, hemos continuado con el teatro como herramienta de interés y, puesto que uno de los objetivos principales por los que surge este tipo de teatro social es el de acercarlo a las clases oprimidas y utilizarlo como medio de lucha contra las estructuras de opresión, consideramos importante destacar una de las actividades que en clase hemos podido practicar y que consiste en la representación de una vivencia o experiencia que refleje opresión. 

Por grupos, debíamos elegir una historia que reflejase opresión y que nos resultase más interesante para poder representar y reflexionar sobre ello. En nuestro caso, la historia contaba un episodio vivido durante una manifestación que se produjo en febrero de 2012, en el instituto Lluís Vives, como protesta por los recortes educativos que se estaban llevando a cabo y en la que los cuerpos de seguridad del Estado aplicaron la fuerza de forma desmedida. Esta manifestación ha marcado un momento crucial y ha sido ejemplo claro de opresión y de dureza policial durante mucho tiempo. 

Una vez representadas las distintas historias, debíamos darles vida. En primer lugar, teníamos que verbalizar lo que, desde y punto de vista, podían estar pensando aquellas personas. En segundo lugar, debíamos sustituir a los compañeros que representaban a una persona en una situación concreta y debíamos tratar de representar lo que nosotros hubiésemos hecho para cambiar esa situación. Finalmente, teníamos que reconstruir la figura de manera que ya no refleja una situación de opresión, sino de justicia.

Cabe decir que, antes de realizar esta actividad que nosotras hemos destacado, se hizo una puesta en marcha y sensibilización con actividades como: relajación y estiramientos a través del baile, desplazamientos por la clase para entrar en contacto con el espacio en el que íbamos a trabajar, así como la actividad del espejo. 

A través de esta herramienta, se trabaja la creación de lazos relaciones que generan opciones de relación entre la persona y el medio en el que se rodea y, en este sentido, resulta más importante el proceso y desarrollo de la actividad, que el producto final. Se trata de un trabajo colectivo y común en el que todos los participantes tienen algo que aportar y son justamente estas aportaciones las que construyen la propia actividad.

Dicho esto, consideramos el teatro social una herramienta que facilita a los educadores y educadoras sociales un marco donde nuestra labor y trabajo puede encontrar un equilibrio entre lo lúdico y lo pedagógico. Se trata de un espacio donde las interacciones deben ser educativas y generadoras de un crecimiento no solo personal, sino también social. El teatro social facilita un espacio comunicativo y aporta, al educador o educadora social, un espacio donde crear, compartir o estructurar estrategias de intervención.


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