¡Hola mundo! Hoy queremos compartir con todos vosotros y todas vosotras
nuestra primera experiencia en la práctica que realizamos la semana
pasada en la asignatura que nos ocupa y por la que nos hemos iniciado en esta nueva aventura, como ya
os contamos en nuestra primera entrada.
La realización de la práctica gira entorno a un texto que se titula: Pongámonos en marcha, de Jan Masschelin. La práctica resultó muy interesante, ya que Carles nos
dio la opción de que todos participáramos aportando nuestras opiniones y puntos de vista.
Cada uno de nosotros y nosotras tenía que escoger una frase del texto y, formando un círculo, teníamos que ir comentándola, destacar lo que considerásemos importante y significativo y aportando todo tipo de ideas o pensamientos que dicha frase nos suscitase. Tenemos que decir que la mayoría de compañeras y compañeros coincidimos en el tema central del texto.
Cada uno de nosotros y nosotras tenía que escoger una frase del texto y, formando un círculo, teníamos que ir comentándola, destacar lo que considerásemos importante y significativo y aportando todo tipo de ideas o pensamientos que dicha frase nos suscitase. Tenemos que decir que la mayoría de compañeras y compañeros coincidimos en el tema central del texto.
Llegados a este punto, consideramos importante compartir con todos vosotros
y vosotras la elección de nuestra frase y con ella su significado, que engloba la idea principal del texto: “caminar implica la posibilidad de una
transformación”. Aunque podemos entender esta frase de formas diversas y darle distintas interpretaciones, en
nuestro caso la encaminaremos hacia la educación y en como esta repercute en
nuestra persona, en nuestra vida y en nuestro pensamiento. El camino de la
educación es un camino transformador, ya que partes de una base para ir paso a
paso cambiando nuestro concepto de los que nos rodea, para ir enriqueciendo
nuestra mente y nuestra personalidad. Para esto debemos ir caminando, disfrutando
de cada aprendizaje y que este realmente tenga una repercusión en nosotras y
nosotros.
Desde esta perspectiva, no se trata de pensar solo en la meta o en conseguir un objetivo final,
como por ejemplo, aprobar. Ese “aprobado” que a todos y a todas nos gusta ver al final de una experiencia educativa, ya sea formal o no
formal, no puede ser nuestra única motivación, ya que personalmente, y como bien
refleja el autor del texto, es un error. Cuando “vuelas” y no “caminas” en la
educación es muy probable que te pierdas un sinfín de cosas, experiencias,
personas, entre otras; que es lo que realmente al final de este proceso educativo te
transformará y hará que experimentes lo que es una verdadera educación.
Con todo lo dicho, podemos afirmar que, desde nuestro punto de vista, una experiencia educativa
hay que vivirla de manera intensa, sin precipitarnos ni tener demasiada prisa
en llegar a la meta o en cumplir nuestras expectativas iniciales; puesto que estas
pueden cambiar e ir transformándose a medida que la educación nos va
transformando y enriqueciendo a nosotros y en nuestro camino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario